La era de piscis
La era de piscis se caracterizaba por el desconocimiento del hombre de su capacidad potencial creadora, a la vez unida su propia falta de autoestima que lo mantenía preso de miedo y desconfianza hacia lo desconocido que impedía la aplicación de nuevos ideales, pensando que otros deberían hacerlo por ellos, a la vez esperaban el consentimiento de otros en sus experimentos y si otros tenían diferentes ideas, se cohibían de intentarlo por sus propios métodos e inclusive evitaban la cooperación con estos.
Tenía mucha importancia estar relacionados con personajes destacados de la nobleza, alta alcurnia, alta sociedad, autoridades del clero; más si eran invitados a fiestas y acontecimientos importantes, estos le causaban gestos de envidia y admiración. La aceptación por estos personajes era recibida y ocasionaba un regocijo creando un estado de renombre en las altas esferas sociales o ante el pueblo; por consiguiente, existía inclinación de aceptar sin reproche las leyes promulgadas por estos, sean correctas o no. Las autoridades se comparaban y medían entre ellos por el poder que poseían, por eso la gente para tener aceptación amasaba dinero, acumulaba cosas materiales y lujosas mansiones, obtenían conocimientos sobre determinada materia que la usaban en las fiestas sociales, usaban modales propios de la sociedad, estaban al día sobre la actualidad y la moda. Se daba gran importancia al bienestar social y a las comodidades.
En astrología es observado que la influencia de piscis tiene bastante inclinación para que las personas obedezcan y respeten a la autoridad. Antiguamente las autoridades de piscis, conseguían sus posiciones de autoridad por herencia, como por ejemplo reyes, reinados, nobleza; por el uso de la fuerza, como por ejemplo militares, dictadores; o por mandato divino, como por ejemplo el sacerdocio o clero. Por otro lado, la influencia de acuario tiende a desechar a la tradición autoritaria, como base en su evolución, son ellos quienes por propia iniciativa, se rebelan contra la autoridad.
Extaído del libro «Conciencia Espiritual»