Para muchos, la muerte es el foco central de su existencia
Desde el comienzo en que la historia empezó a registrarse, nosotros hemos celebrado el nacimiento y lamentado la muerte. Esto indica la importancia que todos ponemos a la vida física. Hemos creado una impresión, para nosotros mismos que la existencia comienza con la entrada y termina cuando salimos de este planeta. Justamente, como cuando el hombre creía que la tierra era el centro del Universo y todo giraba a su alrededor, parece que hoy en día muchos perciben la muerte en la tierra como un foco central de nuestra existencia.
Solo unas décadas atrás; se reconocía y ridiculizaba la teoría de la relatividad, física cuántica, biología molecular y radio astronomía, como una fantasía, ocultismo o superstición; hoy en día todo esto es una realidad. La reencarnación, la vida después de la muerte, la vida eterna del espíritu es reconocida y ridiculizada hoy como una fantasía, superstición o misticismo; ¿no será que también posteriormente todo esto sea aceptado como una realidad?. ¡Veremos!. Los dos mundos, el mundo material de la ciencia y el mundo etérico del espíritu han permanecido separados hasta ahora. Si el hombre consiste en ser solo cuerpo físico; debe buscar y entender las conexiones entre el ser real que es invisible e intangible y el ser de afuera que es materialmente visible y tangible.
Viéndolo desde este punto de vista, la pregunta es: ¿A dónde va el cuerpo físico tangible cuando deja de existir? Esto se convierte en un enigma. La respuesta que nos dan es, tierra somos y a ella regresamos. Desdichadamente, muchas religiones sumen los hombros cuando escuchan que la muerte y el más allá es solo misticismo. Es posible que estos nos han conducido a creer que esto es necesariamente una mentira, por ende debemos re-examinarlo. Espiritualmente hablando, lo que llamamos muerte se le considera como una transición, de una vida física a una espiritual. Decía Jesús: “El espíritu es eterno, nunca muere”, la muerte no existe, este cuerpo que lo hemos usado por varios años, ya cumplió s u misión en la vida física. Podríamos considerar que nuestro cuerpo se asemeja a un traje o vestido que ha pasado al desuso o viejo, por lo tanto conseguimos uno nuevo.
Extraído del libro «Conciencia Espiritual»