Todos deben saber de que no se puede vivir de otra manera, que no sea cultivando el alma
Escritor Romano, Apuleo
Cuidado puede también significar cultivo, observando y participando, así como la semilla del alma se despliega en la vasta creación que llamamos carácter o personalidad; con una historia, una comunidad, un lenguaje y una mitología única. El cultivo del alma implica un aprovechamiento permanente de las materias primas; así como los agricultores cultivan sus campos, mientras todos nosotros debemos cultivar nuestras almas.
El objetivo de la labor del alma, por lo tanto, no es ajustarse a las normas aceptadas o a la imagen de una persona estadísticamente sana en especial. Más bien, la meta es elaborar una vida ricamente equilibrada, conectada a la sociedad y la naturaleza; entrelazándola dentro de la cultura de la familia, nación y del mundo. La idea no es ajustarse superficialmente, pero estar conectado profundamente con el corazón de nuestros antepasados, hermanos y hermanas vivientes de todas las comunidades que reclaman nuestros corazones.
El acto de entrar en los misterios del alma, sin sentimentalismo ni pesimismo, es alentando a la vida a florecer de acuerdo a sus propios diseños, su propia e impredecible belleza. Cuidar el alma, no significa resolver el rompecabezas de la vida, por el contrario, se trata del reconocimiento y apreciación de los misterios paradójicos que mezclan la luz con la oscuridad; en la grandeza de la vida humana y en la cultura que podría ser.
Thomas Moore, El Cuidado del Alma